Red Hot Chili Peppers eligió el año 2022 para re escribir su historia, para bien o para mal. Primero editaron el muy esperado y recomendable Unlimited Love, una obra extensa de 17 canciones, sin demasiadas novedades y con mucha de la impronta low a la que el genial John Frusciante es tan afecto. Hasta ahí, la jugada no se hubiera alejado de lo que los RHCP suelen hacer. Albumes plagados de musicalidad y un racimo de canciones que suelen ser «un poco mucho» para la mayoria de la gente, sean o no sean fans de la banda.
Entonces hacer una crítica acabada de estos dos trabajos es prácticamente imposible. Se trata de dos álbumes gemelos y cualquier canción de uno y otro podría intercambiarse sin modificar la percepción individual de cada porción de este bacanal musical. Por eso, mi propuesta es que, en este caso, sean ustedes los que se internen en las profundísimas aguas de este océano brillante. Y después me dirán si la experiencia les resultó no solo placentera, sino además repetible. Digo, cuántas escuchas están dispuestos a dedicarles a estos dos discos? Me atrevo a decir que difícilmente se atrevan a escucharlos enteros nuevamente (al menos sin sentir que están haciendo un sacrificio digno de un monje tibetano).
Escucharlos tocar, como siempre, es un lujo. Lo de Flea, Smith y Frusciante por momentos se acerca a los límites de lo imposible. Kiedis, muchas veces muy criticado, hace mejor que nadie lo que nadie es capaz de hacer. Kiedis es Kiedis (punto). La producción de Rick Rubin es sólida como es costumbre, pero uno se pregunta si el trabajo de un productor no pasa, entre otras cosas, por rescatar las ideas y descartar las intenciones que se quedan a medio camino.
Pero como en todas estas cosas, cualquier análisis como este, solo es un fotograma de una película que todavía está en desarrollo. Los inesperados efectos del exceso aún están por verse.
El Astronauta del Rock